Una Cuarentena Diocesana al servicio del Espíritu

Más de una cincuentena de jóvenes, asesores, coordinadores y representantes de pastorales juveniles de colegios y parroquias de la Diócesis, compartieron los tres momentos previstos por la Pastoral Juvenil Diocesana, vía redes sociales -Instagram y zoom-, para agradecer la presencia del Espíritu que vive y levanta su tienda en medio de la Diócesis de Valdivia.

A las 20 horas del pasado viernes 29 de mayo comenzó la Vigilia Online que la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Valdivia ofreció a jóvenes de establecimientos educacionales, pastorales, movimientos y parroquias. Con nerviosismo, pero una total confianza en el Espíritu Santo, se comenzó una trasmisión inédita, sin mucha experiencia, pero con absoluto cariño y esperanza.

 El primer momento se desarrolló con naturalidad, se fue formando un espacio de encuentro y cercanía, compartiendo testimonios del Decanato San Antonio Abad y del Decanato San José. Esta fue la antesala para un momento de alegría y fiesta junto a Pablo Cifuentes, quien, mientras iba respondiendo a las preguntas que Deyanira Rodríguez, joven de la Parroquia Cristo Rey e integrante del Equipo Decanal de Pastoral Juvenil, iba formulando, nos iba entregando sus canciones para alegrar la espera de Pentecostés.

El último momento, fue un trabajo en grupo Vía Zoom, el cual, en el último momento, una cuarentena de asistentes fue apareciendo uno a uno en pantalla, cual dones del Espíritu que traía a una mini-pantalla la presencia diocesana juvenil y diversa de la Diócesis. Fue lo que destacó su asesor diocesano, quien resaltó el trabajo en equipo, el cuerpo, la respuesta generosa de quienes dijeron presente y apostaron por vivir una ‘Vigilia online’ diferente en su forma, pero no en su esencia comunional que es lo característico del Espíritu. “Cuando el corazón está dispuesto, y esa fue la apuesta, el Espíritu siempre puede actuar y aquí está la prueba”, compartió Hilda Schwerter.

Luego, a la luz de la Palabra, con Gálatas 5, 22, se dio paso a la reflexión sobre los frutos del Espíritu; cuáles de ellos están presente y cuáles deberíamos potenciar o despertar más en nosotros. No se piense que por ser on-line la reflexión y el compartir no fue profunda; al contrario -divididos en seis grupos ‘salas’- con el sello de la vivencia y espontaneidad propia de los jóvenes “por momentos nos pareció estar allí uno al lado del otro de forma presencial”, como una de las jóvenes destacó.

Al momento del plenario así se pudo constatar. Entre los frutos que se consideraba ‘están presentes en nosotros’ se mencionó la acogida con ese toque de bondad, caridad y adaptación a las circunstancias, la paciencia, y la perseverancia.

Entre los dones que nos falta cultivar estaban también algunos de los anteriores, la paciencia, la bondad y la mansedumbre, todo ello traspasado por el amor que “como seres frágiles que somos, a veces aflora y otras lo escondemos”. Sin embargo, a la par, otro grupo complementó “pese al escenario de pandemia que vivimos hoy, vemos que allí aflora también lo mejor de los seres humanos. Tenemos la fe y la esperanza como jóvenes que siempre aflore en nosotros el amor capaz de transformarlo todo, amor que debe expresarse en acciones concretas para con quienes más lo necesitan”, subrayaron.

“La diversidad de dones que narra Gálatas están en nuestro corazón al igual que la carencia de ellos; depende de nuestra experiencia y de las circunstancias que nos toque vivir cómo los reflejamos; de ahí la necesidad de estar alertas a la voz del Espíritu”, destacó otro grupo.

Luego, tras observar los videos tik-tok del colegio S. Marta, la parroquia santa Inés, el Instituto Inmaculada Concepción, la Hna. Mónica religiosa de María Auxiliadora, y los profesores del colegio Laura Vicuña que fueron parte de esta vigilia enviando su video-reflexión, los asistentes recibieron el mensaje y bendición del p. Gonzalo Espina, Administrador Apostólico de la Diócesis de Valdivia. “Quisiera agradecer su presencia, esfuerzo y trabajo; ustedes jóvenes son muy importante; tienen una tarea importante en la sociedad y en la Iglesia. Pido al Espíritu los colme de su alegría como principal fruto. Deseo que allí donde estén ganen muchos corazones para Cristo con su promesa: “les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes”.

 

Fuente: Jovita Cerro


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