Declaración del Obispo electo de Valdivia

Este lunes 28, en el diario Austral de Los Ríos se refiere una declaración realizada por monseñor Santiago Silva en respuesta a opiniones y cuestionamientos a su reciente nombramiento como Obispo electo de Valdivia. Como Obispado, ofrecemos al Pueblo de Dios que peregrina por nuestro territorio diocesano, la declaración completa, con los nueve puntos que se señalan en el medio de comunicación valdiviano. Animamos a su lectura, para mayor conocimiento de este tema.  

 

Santiago, 28 de diciembre de 2020

 

Respecto de informaciones que dan cuenta de cuestionamientos a mi nombramiento como obispo de Valdivia -realizado por el papa Francisco- creo pertinente recordar y aclarar los siguientes puntos.

  1. Los nombramientos de obispos son una atribución y decisión exclusiva del Papa, que un pastor acepta con humildad como signo de comunión con él.
  1. En Chile, la Ley 19.696 del Código procesal penal afirma en su artículo 4º la presunción de inocencia de una persona imputada, recalcando que “ninguna persona será considerada culpable ni tratada como tal en tanto no fuere condenada por una sentencia firme”. Por esta razón, el hecho de haber sido citado a declarar bajo esa figura legal no puede ser usado como argumento para cuestionar a una persona que se muestra disponible para colaborar con la justicia.
  1. En ese sentido es de público conocimiento que el lunes 29 de octubre de 2018 concurrí a la Fiscalía Regional de O’Higgins, en la ciudad de Rancagua, a prestar declaración por las investigaciones de abuso que pesan sobre sacerdotes. En dicha comparecencia entregué todos los antecedentes que tenía en mi poder sobre los hechos investigados, prestando toda la colaboración necesaria para que se establezca y conozca la verdad. En esa ocasión, mediante un comunicado del Obispado Castrense de Chile, manifesté mi cercanía a las personas denunciantes como también mi compromiso y disposición, junto al de todos los obispos, a cooperar con la justicia civil en todo lo que sea requerido.
  1. Ante los medios que cubrieron dicha asistencia a declarar, señalé, según se puede revisar en los archivos de la época, que "no tengo nada que ocultar (…) vengo a aportar todo lo que se requiere para poder hacer verdad en esta situación de la Iglesia, que tanto nos acompleja y que tanto mal hace", agregando que, como Iglesia, todos “deberíamos estar en esto, de dar toda la información que se requiere para poder sacar a la luz los delitos, porque dentro de la Iglesia no hay lugar para los abusadores".
  1. En ese mismo diálogo con periodistas se me consultó por acusaciones de haber encubierto denuncias de abusos que fueron dadas a conocer por los señores Mauricio Pulgar y Sebastián del Río, quienes fueron seminaristas en la diócesis de Valparaíso. Tal como en esa ocasión, expreso de nuevo y enfáticamente que jamás he encubierto un delito ni cuando fui formador en el Seminario de Lo Vásquez ni en ninguna otra circunstancia. Aseguro con certeza que no soy ni he sido encubridor de nadie que haya cometido abusos de cualquier tipo. Además, sobre los dichos en un medio digital y un programa de TV del Sr. Pulgar respecto de afirmaciones mías que le habrían causado gran daño (una supuesta alusión mía a terminar con su vida), configurando un posible abuso de poder, desmiento categóricamente haberlas realizado.
  1. Sobre la declaración como testigo que realicé en la Fiscalía Sur en agosto de 2018, sobre denuncias de abusos de presbíteros del Obispado Castrense, todas ocurridas en tiempos en que aún no era obispo de esa jurisdicción, entregué en esa oportunidad todos los antecedentes que disponía sobre las investigaciones canónicas realizadas al respecto. Luego, seguí colaborando con otros antecedentes que no disponía por entonces, enviando la información a la Fiscalía respectiva (enero del 2019), tal como me había comprometido. Sobre estas situaciones mantuve informado a la Congregación para la Doctrina de la Fe y a los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Orden correspondientes.
  1. Respecto de mi declaración de julio de 2019, en la indagatoria sobre el denominado “caso Maristas”, se me consultó por los antecedentes de una persona que realizó una acusación contra un religioso, a través de la oficina de recepción de denuncias de la Conferencia Episcopal de Chile. Este testimonio fue entregado a la Fiscalía con el nombre de la persona denunciante tachado. En esa oportunidad expliqué que ello se debió a que al momento de responder el Oficio al Fiscal Regional Sur (7 de agosto de 2018) no se tenía certeza fundada que el denunciante no tenía inconveniente alguno en revelar su identidad. En todo caso el nombre del sacerdote denunciado iba en el informe al Fiscal, informe que acompañé con una carta en la que le explicaba por qué razón aparecía tachado el nombre de la persona denunciante.
  1. Como se deduce de lo dicho he estado y sigo estando disponible para colaborar con todas las instancias que buscan esclarecer la verdad y hacer justicia sobre delitos de abuso.
  1. En mi servicio como presbítero, luego como obispo y en mi actual servicio como presidente de la Conferencia Episcopal me anima un firme compromiso por la construcción de ambientes cada vez más sanos y seguros en los ámbitos eclesiales. He reconocido y reconozco que se dieron en la Iglesia en Chile situaciones de abusos de poder, conciencia y sexuales que han causado un daño enorme en tantos hermanos y hermanas. Sé que el dolor ocasionado ha dejado una huella imborrable que hace que muchas personas hayan perdido su confianza en los obispos. Por eso, desde la Conferencia Episcopal de Chile, estamos empeñados en avanzar, a través de instancias cada vez más participativas, generando una cultura de buen trato, de respeto a la dignidad de cada persona, de cuidado y autocuidado, de unas formas y modos consecuentes con la esencia de nuestra misión, que es el amor cristiano anunciado con la propia vida, tal como lo afirmaba en nuestras últimas orientaciones «Integridad en el Servicio Eclesial» (ISE) de julio del presente año (cfr. Presentación del Presidente de la CECh).

Para que como Pueblo de Dios que caminamos en Chile volvamos a poner a Jesucristo, el Señor de la historia, en el centro de nuestras vidas, los obispos estamos colocando todos los medios a nuestro alcance para avanzar en volver a ser una Iglesia cada vez más profética, sinodal y fraterna, una comunidad de personas íntegras al servicio especialmente de los más excluidos de la sociedad, entre ellos de quienes han sido víctimas de abusos de todo tipo.

 

+ Santiago Silva Retamales

Obispo Electo de Valdivia

Presidente Conferencia Episcopal de Chile


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