Monseñor Santiago Silva: “Vengo a ser padre y pastor, de ustedes hermanos y hermanas”

En la fiesta de San José, asumió como Obispo de Valdivia monseñor Santiago Silva, en una ceremonia sin publico presencial y transmitida por diversos medios.

 En una solemne Eucaristía a las 17:00 horas, sin presencia de publico y transmitida por diferentes medios de comunicación, en presencia del Nuncio Apostólico de Chile, monseñor Alberto Ortega Martín, y el hasta la fecha Administrador Apostólico de Valdivia, reverendo padre Gonzalo Espina, inicio su ministerio como Obispo de Valdivia, monseñor Santiago Silva, quien a la fecha sirviera como Obispo Castrense de Chile.

La celebración comenzó con la Profesión de Fe y Juramento de Fidelidad, instancia que comenzó en la Capilla del Sagrario del Templo Catedral. A continuación, el presbítero Cesar Márquez, dio la bienvenida a cuantos se sumaban a través de redes sociales y medios locales. El padre Espina presentó a monseñor Silva los principales desafíos y líneas de trabajo que la Iglesia de Valdivia transitó en estos más de tres años de “sede vacante”. El hasta entonces Administrador Apostólico, tomo las palabras que el padre Ivo Braseur le dedico al asumir la encomienda que se le dio en 2017, “para que se de cuenta como se enamora de una diócesis, sin ser su obispo”, para dar cuenta de tantas personas que en la comunidad eclesial aman profundamente a Cristo, personas que a través de diversos servicios son los “santos de la puerta de al lado”.

Monseñor Alberto Ortega también dedico unas palabras al inicio de la ceremonia, en ellas comenzó agradeciendo la labor del padre Espina por sus años de administrador, y a monseñor Silva por dar su “si” a la propuesta de ser el pastor de la Diócesis de Valdivia. También agradeció por el Papa Francisco, quien un 19 de marzo de 2013 inauguro su pontificado, y que este 2021, en la misma fecha y en el marco del quinto aniversario de la publicación de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, ha decidido dedicar este año a profundizar en torno a la familia y el amor. El señor nuncio también enlazó la figura de San José con la del obispo, para esto refirió a las palabras del Papa Francisco en 2013, “con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio… José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas.”

Continuando con la solemne ceremonia, la Secretaria Canciller de la Diócesis de Valdivia, Alejandra Oyarzun, dio lectura de la Bula Papal, en la que el Papa Francisco confirmó a monseñor Silva como Obispo titular de Valdivia, exhibiendo posteriormente el documento original ante todos los asistentes que siguieron las transmisiones en redes sociales. Tras este momento se hicieron presentes una primera parte de una serie de saludos dirigidos por diferentes comunidades de toda la diócesis, saludo que se tras el canto de envió al finalizar la Eucaristía.

Tras la lectura y la presentación de las Letras Apostólicas, se comenzó con el desarrolló normal de la celebración. Tres comunidades de la Diócesis de Valdivia participaron realizando las lecturas correspondientes a la Fiesta de San José, Esposo de la Virgen María. La parroquia Inmaculada Concepción, la parroquia San José y la parroquia Nuestra Señora del Rosario. El Evangelio fue proclamado por el padre Gonzalo Espina.

En su homilía, monseñor Silva realizó una catequesis en torno a la figura de San José, señalando las características y elementos de este pasaje del Evangelio según san Mateo, de forma clara enseño como el relato del evangelista contrapone el origen del Genesis, de rebeldía contra Dios, con los orígenes de José, un hombre santo que discierne, y por qué discierne sigue la voluntad de Dios. “José nos muestra una imagen de diócesis, una forma de caminar, precisamente en el día de hoy. La diócesis es una comunidad eclesial de hombre y mujeres que han apostado por Jesucristo, mejor dicho, que han dejado que Jesucristo los seduzca, los llame, los convoque, les muestre la sociedad. Lo que hay que hacer. Es una comunidad eclesial en la que todos somos pecadores. En la que todos tenemos debilidades. En la que tenemos que pedir perdón por muchas cosas. En la que tenemos que saber que en este caminar nos movemos entre la gracia y el pecado, entre la luz y la tiniebla. No podemos nunca perder la esperanza de que el Señor efectivamente realizó en nosotros un trabajo de redención purificando nuestra existencia, haciéndonos nuevos. Esta es la nueva creación, que tiene por centro a Jesucristo al mesías y el salvador, es ahora la fuerza de su vida, de la vida de Jesús, de su vida entregada en la cruz, de su vida donada a todos por la resurrección, lo que nos hace nuevos. En medio de las dificultades, vivir con esperanza. La diócesis una comunidad eclesial de fe que camina en la gracia y el pecado, que pide perdón, que sabe reconocer sus defectos, nos animamos unos a otros a vivir la fraternidad. La diócesis, una comunidad de vida eclesial que vive su tiempo, que no vive en otros tiempos, que sabe discernir los desafíos de la sociedad del hoy, para ofrecer una palabra evangelizadora al hoy y aquí. Más que discursos, acciones. Más que discursos, compañía.”  

Previo a la bendición final, el padre Cesar Márquez dio lectura al primer decreto de monseñor Silva como Obispo de Valdivia, en el cual nombró al reverendo padre Gonzalo Espina como Vicario General de la diócesis. A continuación, monseñor Silva dedico las siguientes palabras de agradecimiento: “agradecer de corazón a los sacerdotes, diáconos, catequistas, agentes pastorales de la diócesis de Valdivia, que llevan adelante con empeño y con entusiasmo el anuncio del Reino. Agradecer de corazón todo este tiempo al padre Gonzalo, Administrador Apostólico, mientras se nombraba nuevo obispo. Muy especialmente agradecer al señor nuncio, que se ha tomado el tiempo para podernos acompañar en el día de hoy, muchísimas gracias, y en la persona de usted le hacemos llegar al Santo Padre nuestra fidelidad, y nuestro deseo de contribuir siempre a esta nueva evangelización con una Iglesia en salida. Agradecerles a ustedes, hermanos y hermanas, que a lo largo de toda esta Eucaristía nos han acompañado por los medios virtuales, de modo muy particular a aquellas personas que en nombre de su comunidad me han deseado bien, bendición y me han dado la bienvenida. Este es un medio que nos impone la pandemia, pero creo que no es algo fuera de lo eclesial. También así, nos sentimos unidos. También así, vivimos en comunión los misterios de nuestra fe. También así, nos preparamos con el testimonio de una vida alegre, centrada en el Señor muerto y resucitado, podamos anunciar la esperanza y la alegría.”  


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