Semana Santa

En una celebración ofrecida a través de redes sociales desde el Templo Catedral de Valdivia, monseñor Santiago Silva presidio la Misa de Domingo de Ramos, dando inicio con esta a la Semana Santa.

Desde el Templo Catedral de Valdivia, y presidida por su obispo monseñor Santiago Silva, se transmitió el pasado domingo 28 de marzo la celebración de Domingo de Ramos. Esta fiesta marca el fin de los días de Cuaresma y el comienzo de la Semana Santa, importante tiempo que a los cristianos nos traslada e invita a recorrer los últimos días de Jesucristo en Jerusalén, donde vivirá su Pasión y donde ocurrirá la Resurrección.

Este año por segunda vez la Iglesia diocesana debe enfrentar el vivir esta importante semana en sus casas, por eso es por lo que el pastor de Valdivia en su homilía se refiere a esta realidad presente: “Te invito a que esta semana no pase de largo. No porque no podamos venir al templo, este misterio es menos misterio. No porque no podamos venir al templo, lo que Cristo realiza por nosotros queda deshecho. El Señor Jesús siempre, en todo lugar, este en el templo o este en el hogar, en todo lugar, me esta concediendo su vida. Por eso te invito a vivir Semana Santa con mucha intensidad”. En entrevista el don Santiago Silva refuerza la importancia de la Semana Santa, al indicarla como la médula de nuestra fe cristiana. Es vivir en la fe los misterios del Señor para decirle al mundo entero que, en especial en este tiempo de pandemia, la desesperanza, la angustia y la muerte están derrotadas”.

En su prédica, monseñor Silva invito a la comunidad a prestar atención a los signos presentes en Semana Santa, los que fue detallando uno a uno y que a continuación ofrecemos:

Domingo de Ramos

 “Fíjate en las ramas o palmas. Jesús ingresa en Jerusalén montado en una cría de burra. En el Antiguo Testamento es la cabalgadura propia de los que conquistan una ciudad. Jesús, el descendiente de David, ingresa a Jerusalén, la ciudad de David, la ciudad elegida por Dios para morar en ella. Por eso lo aclaman y lo alaban. Jesús es el Rey. Es tu rey, nuestro rey. Su reino es dominio sobre el pecado, el mal y la desesperanza. Esta es nuestra certeza de fe. Vive este día alabándolo, una y otra vez, estés alegre o triste."

Jueves santo:

“Fíjate en que el signo cambio. Ahora es pan y vino. Con pan y vino Jesús celebra su última cena. Hablamos de comida y bebida, es decir, de vivir y de la capacidad de seguir viviendo. Es imposible hacerlo sin beber ni comer. Jesús se hace Vida que, porque se come y bebe, se integra en nuestra propia vida. Es VIDA, así con mayúscula, en mi vida cotidiana. No hay soledad que te gane, ni tristeza que te destruya. La comunión con Cristo es la disposición que Él te pide. Y la comunión es entrega para vivir con el Otro que es el Señor que se entrega por ti en la Cruz.”

Viernes santo:

“Todos conocemos el signo de la cruz y lo asociamos al dolor y al sufrimiento. Está bien. Esto es, en realidad, pero no sólo esto. La cruz es transitoria en la vida cristiana. Es cruz que habla de Jesús que murió, pero que luego resucitó. Si es cruz es tiniebla. Cuando Jesús muere todo queda en tinieblas. Pero la tiniebla no es permanente. La cruz, entonces, nos habla de la Luz, nos prepara para la Luz. Y la Luz es el Señor resucitado. Él te pide ante la cruz dos cosas: admírate, pues Jesús dio la vida por ti, por mí, por nosotros, y llénate de esperanza, pues nada está perdido.”

Sábado santo

“Acompaña a María junto a cruz. Es dolor de mujer y de madre. Es dolor de creyente. Por lo mismo, dolor esperanzando, dolor que percibe que Dios, que es amor, no deja a los suyos en la muerte para siempre. María, la Virgen, es signo de la capacidad de contemplar cuando la fe es profunda. Es silencio, pero no el silencio vacío, el de los cementerios. Es silencio lleno de dolor por la muerte del Hijo, pero de un dolor esperanzado, colmado de humanidad, de la posibilidad de que algo tremendamente novedoso va a suceder.”

Domingo santo:

“El día de la resurrección del Señor. El signo es la tumba vacía. No han robado el cuerpo del Señor como decían los adversarios de Jesús. Él ha resucitado. Su vida de hijo de Dios y Mesías venció la muerte y el pecado. Todo lo que hizo y dijo es verdad. Dios así lo ratificó al resucitar a su Hijo. Así validó su palabra que enseña y perdona, su acción que cura al enfermo, a todo enfermo, al de ayer y al de siempre.”

Para consultar sobre horarios de las celebraciones de parroquias y capilla de nuestra diócesis, invitamos a contactar directamente a estas, o sumarse a las que se ofrecerán desde el Templo Catedral, y las que presidirá el Obispo de Valdivia. Estas serán transmitidas por las redes sociales del Obispado de Valdivia. Haciendo click aquí pueden entrar a estas, pero las celebraciones estarán abiertas a 5 minutos antes del horario señalado al final de esta nota.

Don Santiago Silva, pastor de nuestra diócesis te envía un saludo toda la comunidad para vivir y animar esta Semana Santa, en este tiempo de pandemia: La vida es bonita y vale la pena vivirla. Pero no se da sin tu esfuerzo. Sin tu capacidad de aceptarla y darle significado desde quien ya venció lo que nos deshace y arruina: la maldad y la muerte. El encuentro con Cristo es vida rebosante. Es sabiduría en medio de los problemas. Es fortaleza en medio de tragedias. Es «sonrisa», siempre sonrisa, porque es PRESENCIA de DIOS con NOSOTROS. Y este es el nombre de Cristo: ¡Dios con nosotros! (el Emmanuel).”


Diseñado y administrado Juan Latorre.