Monseñor Silva Retamales: “Estamos incorporados en la vida, y en la vida tenemos que mostrar lo que somos.”

Diáconos de la diócesis de Valdivia celebraron de manera presencial con una Eucaristía la fiesta de su patrono, San Lorenzo.

Este martes 10 de agosto diáconos de los decanatos San Antonio Abad y San José se reunieron en el templo de la parroquia San Pío X en la ciudad de Valdivia para celebrar como cuerpo diaconal la fiesta de su patrono, san Lorenzo.

La Eucaristía estuvo presidida por el Obispo de Valdivia, monseñor Santiago Silva Retamales, quien fue acompañado en el altar por los presbíteros, Mauricio Meza, decano del Decanato San Antonio Abad, y Carlos Martínez, asesor de los diáconos permanentes en la diócesis.

En su homilía, el pastor de nuestra diócesis comenzó señalando el significado de la palabra diácono, y su orientación al servicio, recordando que en sus inicios los diáconos servían a los más pobres, siendo su principal tarea la de la caridad a los pobres.

Don Santiago, continúo abordando la importancia de la comunión como un regalo que nos ofrece Dios, esto lo abordó en tres dimensiones. Una primera dimensión de comunión en el sacramento del orden y el sacramento del matrimonio, señalando la importancia de equilibrar ambas realidades y no descuidar una en favor de la otra. A continuación, señaló la comunión en la vida, para la vida, “el diácono tiene que incorporarse como diácono a la vida. Y la vida significa trabajo. Significa la compra. Significa la calle. La vida significa relaciones sociales. Pero allí te tienes que presentar como diácono, se te tiene que ver que eres diácono, se te tiene que ver que eres servidor dentro de la Iglesia, que has recibido el sacramento del orden en la Iglesia para servir”. Y finalmente la tercera es la comunión como cuerpo diaconal, aquí fue insistente en la preocupación y cuidado que deben tener unos con otros, sentirse partes de un cuerpo sin descuidar ningún miembro, independiente del decanato y sin perder su identidad decanal, vivir la comunión diocesana como cuerpo decanal.

Al final la celebración los participantes y sus familias compartieron un espacio de encuentro en torno a un café. Esté es el primer encuentro diocesano que tienen los diáconos de manera presencial tras la pandemia, por lo que muchos agradecieron a Dios la posibilidad de verse.

¿Quién fue San Lorenzo?

San Lorenzo es un santo venerado por muchas tradiciones cristianas, y ampliamente venerado en la Iglesia Católica como patrono de los diáconos.

San Lorenzo fue uno de los siete diáconos regionarios de Roma, es decir uno de los siete hombres de mayor confianza del Sumo Pontífice, en su tiempo el papa Sixto II. Su tarea era de suma importancia pues tenía la responsabilidad de repartir la ayuda entre los pobres y más necesitados.

En el año 258 el emperador Vespasiano público un decreto que establecía que cualquiera que se identificara como cristiano seria condenado a muerte, lo que resulto en una gran persecución. El 6 de agosto, mientras oficiaba una celebración en un cementerio, el papa Sixto II fue asesinado junto a 4 de sus diáconos.

San Lorenzo al ver esto, y presintiendo que el peligro llegaba, tomo todas las riquezas que tenía en ese entonces la Iglesia en Roma, vendió ornamentos y objetos para el culto y el dinero reunido lo repartió entre los más necesitados y pobres de Roma.

El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a San Lorenzo y le dijo: “Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candeleros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar”.

Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: “Ya tengo reunidos todos los tesoros de la Iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador”.

Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: “¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la Iglesia de Cristo!”


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