Rito de admisión de 12 hermanos como candidatos al Diaconado Permanente.

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El día 02 de diciembre en la Eucaristía Presidida por Monseñor Santiago Silva Retamales, obispo de nuestra Diócesis de Valdivia, se celebró en la Catedral el Rito de admisión de 12 hermanos como candidatos al diaconado permanente, quienes recibieron el Alba, como signo del paso realizado. Los aspirantes admitidos a las órdenes son : Michael Araya, Walter Quiroz, Marcelo Tiznado, Alejandro Ovando, Roberto Godoy, Ernesto Martin, Conrado Soto, Ruben Pulido, Hipólito Albornoz, Manuel Kiyan, Nelson Catrinahuel y Marcelo Gutierrez.

Mas de 300 personas entre familiares, amigos de los aspirantes y también miembros de las comunidades diáconos, sacerdotes, laicos y religiosas que representando a sus parroquias presenciaron con fe y alegría el momento en que los candidatos recibieron el alba y se revistieron con ayuda de sus familias.

El grupo de varones comenzó su preparación a fines del 2018 con 26 personas quienes fueron discerniendo su proceso, siendo 12 hermanos los que hoy fueron admitidos al camino a ordenación para el diaconado permanente, siendo responsable de la formación el Padre Carlos Martínez, quien durante todo el tiempo los ha acompañado y animado, especialmente en tiempos de pandemia, donde ellos perseveraron en sus estudios utilizando las plataformas digitales.

Monseñor Santiago Silva Retamales en su homilía nos recuerda que la fe que profesamos no sólo hay que transmitirla y vivirla, sino también celebrarla, con la pregunta que Jesús nos hace ¿qué buscan?.   Se dirige a los candidatos diciéndoles:   “Hoy se van a poner el alba, no se recibe por que van a ser diáconos, el alba representa la túnica blanca de su bautismo, el simbolismo del lava mira hacia atrás les recuerda que ustedes están consagrados como discípulos, les recuerda que son hijos de Dios, que son hermanos de los demás, que han  sido purificados del mal y viven en Cristo y Cristo vive en ustedes, es decir, les recuerda que están Cristificados y esta es la condición que les va servir para prepararse a ser diáconos durante el tiempo que les resta. Que el alba entonces sea este signo que les permita decir: Soy otro Cristo, tal cual como lo somos todos, pero  Ustedes reciben el alba porque están descubriendo que Dios los está llamando a servir como Diáconos permanentes” 

Un emotivo momento, motivado por el padre Santiago, fue también invitar a los candidatos y sus familias a pedir a Dios por ellos y cerrar la oración compartiendo lo que pidieron, creando un ambiente de recogimiento y profunda emoción en quienes acompañaron la Celebración.

En las  palabras  de uno de los candidatos, Alejandro Ovando, quien además es coordinador del grupo: “Estamos plenos y felices y compenetrados con esta la labor y servicio, agradecidos del esfuerzo de los formadores. Nos hemos ido apoyando en la amistad en formar una comunidad tremenda, una fortaleza de hermanos, hemos compartido dolores, alegrías, esperamos mantener esa comunidad para apoyarnos en el servicio.” Agrega un mensaje de agradecimiento” quiero agradecer a Dios por haber permitido estar en la comunidad, por pensar en cada uno de nosotros aun cuando no seamos dignos de estar aquí. Es un regalo, para nosotros, para la familia por el apoyo y paciencia por donar nuestro tiempo para que podamos servir a los demás. Sigan rezando para que podamos ejercer nuestro servicio de la mejor forma y según lo que Dios quiere.”

Otro testimonio de uno de los candidatos, Manuel Kiyan, quien es el Coordinador Diocesano de Catequesis “Personalmente, estoy consciente que este rito de admisión no significa necesariamente que voy a ser diácono, pero es un paso más en esa dirección. Y con ello, ratifico y fortalezco mi pertenencia a la Iglesia universal y mi vocación de servicio al Reino de Dios.

Me siento sumamente emocionado y privilegiado con esta admisión como candidato al diaconado. Reconozco que si estoy en este proceso no es por méritos propios, sino por pura misericordia de Dios. Por eso he recibido esta admisión con gratitud y profunda humildad.” . En relación a la Celebración Kiyan señala: “ Fue una Misa maravillosa, emotiva  fraterna y muy llena del Espíritu Santo. Haberla celebrado con nuestro Obispo Santiago presidiéndola, y acompañado por sacerdotes, diáconos, religiosas y numerosos fieles, y amigos personales, ha sido una experiencia inolvidable. Tan llena de significado  que nos recuerda que la fe que profesamos no sólo hay que transmitirla y vivirla, sino también celebrarla. Y celebrarla con alegría, convicción y humildad. Sólo ruego a Dios que nos siga acompañando, guiando y fortaleciendo en este camino a mis hermanos candidatos y a mí. Y ruego a nuestra santísima Madre María su intercesión para mantenernos fieles al llamado del Señor. Mi mayor deseo es hacer su voluntad y seguir sirviendo a su Iglesia y a su Reino.”

Sigamos rezando para que Dios despierte en nuestra Diócesis la vocación al servicio en muchos y envíe obreros a su mies.

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