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Tras la aprobación, en la Cámara de Diputados y Diputadas, de la idea de legislar el proyecto de ley que despenaliza el aborto hasta las 14 semanas de gestación, los Obispos de la Iglesia Católica, lamentan “profundamente esta decisión y reafirmamos, ante la opinión pública, valores esenciales que en este tema están en juego”.

En declaración fechada este 29 de septiembre, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile expresa que: “El valor de la vida y la dignidad de la persona humana son un fundamento esencial e irrenunciable de la vida en la sociedad”, agregando que como recuerda el Papa Francisco, “la defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano”. Añaden los obispos que “el primero de los derechos humanos es el derecho a la vida, que ha de ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural. Por eso, no matar deliberada y directamente al inocente es un absoluto moral cuyo reconocimiento y protección resulta indispensable para la vida en comunidad”.

“La ciencia biológica confirma que desde el momento de la fecundación se inicia una nueva vida humana, distinta a la del padre y a la de la madre, que en un proceso continuo, gradual y autónomo, se irá desarrollando en el tiempo. Cobijado y dependiente de la madre, no es sin embargo parte del cuerpo de ella, sino otro ser, por lo que su individualidad debe ser respetada”, recuerdan los obispos citando la declaración “El derecho humano a la vida, una vida digna para todos” de 2015. Enfatizan que el respeto incondicional a la vida humana debe guiar cualquier consideración ética, legislativa, humana y sanitaria ante la realidad de un embarazo no deseado: “Está claro que hay situaciones humanas complejas, y a veces dramáticas, que pueden surgir de un embarazo. Pero nada de ello se soluciona con la eliminación deliberada de un ser humano indefenso e inocente”, agregando que una sociedad se mide en su capacidad de hacerse cargo de los más débiles, desde la dignidad que les es propia, y no intentado “solucionar los problemas por medio de la violencia”.

Si bien las legislaciones pro aborto parten, a menudo, planteándose como una excepción, los pastores expresan que la experiencia dice que se termina afirmando un “derecho al aborto” y la primacía de “los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, ignorándose del todo la existencia y los derechos de otro ser humano. Se crea una mentalidad contraria a la vida de la persona engendrada, como si el niño fuera una cosa o un enemigo, y no un ser humano, maravilloso don de Dios”. Ante esto los obispos afirman que como lo declararon días atrás -citando al Papa Francisco- a propósito de los inmigrantes en Iquique, “si la dignidad de la persona humana no queda a salvo y, por el contrario, consideramos a algunos menos valiosos o descartables, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad”.

Finalmente, se recuerda a los católicos “llamados a actuar en la vida pública” desde las convicciones de fe y los argumentos de la razón, que “la inmoralidad del aborto se encuentra entre las enseñanzas constantes de la Iglesia”, citando al Papa Juan Pablo II quien en la Encíclica Evangelium vitae declaró “que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita”. Los obispos concluyen su mensaje orando para que el Señor “ilumine la conciencia y los corazones de quienes deben tomar decisiones en favor del bien común, para que defiendan siempre a los más vulnerables”, encomendando a la Virgen María todo cuidado y promoción de la vida humana.

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Fuente: Comunicaciones CECh
CECh, 29-09-2021


Este 2 de junio el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile ha dado a conocer una declaración respecto de las prioridades fijadas por el Presidente de la República para los últimos meses de su mandato, ofreciendo su parecer sobre el anuncio de dar urgencia a la llamada ley de matrimonio igualitario.

Al comenzar el mensaje se expresa que “nadie duda que Chile vive un tiempo complejo que exige lo mejor de cada uno de nosotros”, en la cual la ciudadanía y sus representantes democráticamente electos están tomando importantes decisiones que marcarán la democracia, agregando que “la profunda crisis sanitaria provocada por la pandemia y sus consecuencias económicas, sociales y emocionales ha situado a amplios grupos de chilenos en extrema precariedad, quienes esperan de sus autoridades medidas y acciones decididas de ayuda, sobre todo en beneficio de los más vulnerables”.

Luego se hace mención que en este contexto de “gran expectación sobre cómo seguiremos enfrentando la pandemia y sus efectos”, el Presidente de la República ha definido “algunas prioridades para los últimos meses de su mandato, entre las cuales anuncia su decisión de poner urgencia a la llamada ley de matrimonio igualitario”.

“Respecto de esta última iniciativa, los que seguimos a Jesucristo como Salvador y Señor y nos guiamos por su enseñanza, sostenemos la certeza de que el matrimonio establecido y querido por Dios es sólo entre un varón y una mujer, comunión que gesta vida y fundamenta la familia. Lo que la Iglesia católica enseña sobre esta materia es claro y conocido: “la vocación al matrimonio se inscribe en la naturaleza misma del hombre y de la mujer, según salieron de la mano del Creador” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1603). La familia es el “lugar primario de relaciones interpersonales, célula primera y vital de la sociedad (…) nacida de la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer” (Compendio Doctrina Social de la Iglesia, 211)”, expresan los representantes del episcopado nacional.

Luego recuerdan que el Papa Francisco “ha ratificado esta enseñanza en su Exhortación Apostólica Amoris laetitia, afirmando que “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (AL, 251). Lo anterior, en ningún caso contradice la firme convicción de la Iglesia en cuanto a que “toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar todo signo de discriminación injusta” (AL, 250). Por lo demás, desde el punto de vista de los derechos de las personas que deciden vivir juntos, la legislación nacional ha establecido un régimen que ampara jurídicamente su decisión y le otorga un reconocimiento”.

Los obispos concluyen la declaración señalando que esperan “que estas palabras puedan ayudar al discernimiento de quienes ejercen la responsabilidad de legislar y de todas las personas que buscan el mayor bien para quienes vivimos en Chile”.

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Fuente: Comunicaciones CECh


El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile envía un mensaje por la Solemnidad de la Virgen de Carmen, expresando que -aunque debido a la pandemia no se podrá peregrinar a los santuarios marianos- al igual que “la Carmelita” se puede estar presentes más que con palabras, a través de la presencia física o remota al lado de los que sufren. Junto con motivar a una mayor solidaridad y agradecer al voluntariado, los pastores también animan al diálogo para alcanzar acuerdos generosos para superar las injusticias y salir de la crisis.

El texto dado a conocer este martes, comienza señalando que el feriado del día 16 de julio es “signo de la gratitud de un pueblo que se confía a la protección de la Santísima Virgen María”, Nuestra Señora del Carmen, “Madre y Reina de Chile, consuelo de los afligidos”.

Además, se recuerda que, desde los albores de la patria, Chile ha sido confiado con cariño a la “Carmelita” o la “Chinita”, agregando que esta fecha evoca al “Santuario Nacional de Maipú, la pampa del Tamarugal, la danza festiva y colorida de los bailes religiosos, las oraciones y novenas, en las cuales la Madre preside a sus hijos”.

Ante la crisis que hoy vive el país, se hace memoria de la presencia de la madre del consuelo en momentos de dolor, a través de la imagen de la Virgen del Carmen Misionera obsequiada por el papa Benedicto XVI y que junto al “Evangelio de Chile” fueron testigos de solidaridad, esperanza y reconstrucción tras el terremoto y maremoto del año 2010.

Es por eso que frente a la realidad actual se expresa que este año “nuestra oración, junto a la devoción popular y los bailes religiosos, pone a los pies de la Madre la enorme tristeza, los dolores y agobios de este tiempo de pandemia que vivimos, encontrando en ella el consuelo y la esperanza”, resaltando que si bien “no podremos peregrinar este año a templos y santuarios para celebrarla, como hubiésemos querido, porque necesitamos cuidarnos unos a otros”, tenemos la plena certeza de sentirnos cobijados por su manto.

Los obispos señalan que la Virgen del Carmen: “nos impulsa a estar presente, más que con palabras, a través de la presencia física o remota al lado de los que sufren. Porque “nadie se salva solo”, como nos ha recordado el papa Francisco”, agregando que ella mueve a nuestras comunidades y a todo un país a procurar una ayuda solidaria y una voz de esperanza a los más desposeídos.

“Gracias, queridos voluntarios, por el gran esfuerzo desplegado. La precariedad y la fragilidad en que nos sume la pandemia, nos obliga a todos, especialmente a autoridades, representantes y líderes de la sociedad, a deponer intereses personales y sectoriales para retomar de verdad los caminos de diálogo con acuerdos generosos” afirman los pastores, agregando que “Somos un pueblo en marcha”, y que solo unidos superaremos las injusticias y nos levantaremos de esta crisis, invitando a preguntarse “de qué forma podemos comprometernos solidariamente en las innumerables iniciativas existentes para ayudar a los que más sufren los efectos de la pandemia y a asumir responsablemente los resguardos necesarios para que los contagios no sigan expandiéndose”.

A través del mensaje, el episcopado nacional también afirma: “Tú sabes que esta Iglesia y esta sociedad chilena no siempre ha estado cerca del sufrimiento de los más vulnerables. Tú sabes que no siempre hemos sido humildes como tú. Queremos enmendar y ayudar a sanar. Queremos ser, junto a la gran familia de quienes vivimos en Chile, constructores de una sociedad más justa, con una vida más austera y un mayor cuidado a los más frágiles y a toda la Creación”, reconociendo que “experimentamos fuertemente nuestra debilidad y el sufrimiento de los hermanos nos desgarra; por eso, continuaremos haciendo lo que está a nuestro alcance para acompañar a los que van quedando solos y abandonados”.

Finalmente, los obispos manifiestan “Contigo, Virgen del Carmen, juntos en este camino, hoy te confiamos lo que somos, lo que tenemos y lo que vivimos. Porque sabemos que en las noches tormentosas sabiamente alumbras el camino”.