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Mensaje del Administrador Apostólico de Valdivia, R.P. Gonzalo Espina, a la diócesis de Valdivia ante lo que vive Chile en octubre de 2019.

COMPROMETIDOS CON LA JUSTICIA Y LA PAZ

       Queridos amigos y amigas, hermanas y hermanos:

          Ante la gravedad de la situación que vivimos en Chile estos días, solicité que en todas nuestras parroquias y capillas, se pidiera por la justicia y la paz en las Celebraciones dominicales. En las homilías del Te Deum de Fiestas Patrias 2018 y 2019[1], señalaba alertas y desafíos urgentes, la importancia de construir el bien común partiendo desde abajo, desde los más vulnerables e indefensos, desarrollando una cultura del cuidado de los otros y de la casa común. Permítanme ahora unas palabras más, ante el estallido social que si bien podíamos de alguna manera prever, nunca hubiéramos imaginado su magnitud. Podríamos decir que estamos ante un “socio-moto” del calibre del “terre-moto” y “mare-moto” de 1960. Mis palabras, que se añaden a otras en el ámbito nacional[2], se dirigen a la Diócesis de Valdivia y a cuantos les puedan servir; surgen de un sincero compromiso solidario y de una contemplación orante de lo que nos está pasando. Las resumo en tres movimientos del corazón y de la mente: DOLOR, ESPERANZA Y COMPROMISO.

1.- DOLOR

          Sentimos un profundo dolor y lágrimas ante tanto destrozo de bienes privados y, sobre todo públicos, verdadero atentado a la casa común cuyas consecuencias sufriremos todos, sobre todo los más pobres. Dolor por no poder expresarnos con firmeza y creatividad, sin violencia y vandalismo.

          Dolor por tanto sufrimiento, frustración y desconfianza, que viven quienes sólo les llegan las migajas del progreso material de nuestro país, mientras son incitados constantemente al consumo y endeudamiento. Dolor por las pensiones y salarios que no permiten una vida digna, por las deficiencias en la atención sanitaria. Dolor por la clamorosa desigualdad. Dolor de quienes viven las implacables subidas tarifarias de los servicios básicos, que hacen cada vez más difícil llegar a fin de mes.

          Dolor cuando perdemos valores como el respeto, la solidaridad  y responsabilidad, exigiendo derechos sin respetar los de los demás y sin asumir nuestros deberes ni la responsabilidad de nuestros actos.

2.- ESPERANZA

          Sentimos una profunda esperanza porque la gran mayoría de este país buscamos sinceramente la justicia y la paz y trabajamos cada día por un Chile mejor, siendo hombres y mujeres de buena voluntad.

Esperanza  porque la fe en Dios de la mayoría, permite esperar más allá de nuestras limitaciones, errores, maldades y pecados. Porque el Espíritu de Dios puede actuar en quienes le acogen, llenándoles de sed de justicia y de trabajo por la paz, de recta intención y de fortaleza para oponerse al mal, así como de capacidad de perdón.

          Esperanza porque estamos reaccionando contra las diversas formas de injusticia y violencia, porque salimos del confort e indiferencia para incrementar la responsabilidad en el cuidado del otro y del bien común. Esperanza por tantas acciones solidarias, que llevan adelante tantas voluntarias y voluntarios, en nuestra diócesis y parroquias, y que sumamos a las de tantos otros grupos religiosos y sociales.

          Esperanza de que esta crisis se convertirá en una gran oportunidad para crear mayor consenso social y pactos de estado, frutos de reflexión y diálogo con todos los actores sociales, dando pasos significativos de mayor equidad y paz social.

3.- COMPROMISO

Los cristianos hemos de vivir intensamente el seguimiento de Jesús que compartió nuestra vida, pasó haciendo el bien, sanando, consolando, anunciando un Reino de justicia y de paz, comprometido hasta dar su vida para darnos aquí mejor vida y a futuro una vida plena. Un Jesús que se identifica con cada hermano necesitado (cf. Mt 25, 31-45). Un Jesús que actúa sin violencia, vence el mal con el bien y muere perdonando. Por ello, para un cristiano no cabe el descompromiso, el no “estar ahí”, “donde las papas queman”, como tampoco cabe ningún tipo de violencia.

Sin violencia, tantos santos y vidas ejemplares, propiciaron grandes cambios en los corazones y en los sistemas sociales (San Alberto Hurtado, Oscar Romero, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela, etc.) Con violencia nunca se trae mejor vida, ni mayor justicia y paz.

Dicha esta premisa serían muchas las indicaciones para vivir un compromiso fructífero. Es tarea compartida a la que les quiero invitar y a la que quiero contribuir con algunos aportes:

  • Nunca te dejes llevar por las incitaciones a la violencia, es la reacción de los débiles.
  • Sé activo en denunciar lo que está mal, siendo también activo en la propuesta de alternativas mejores y viables.
  • Recuerda siempre la máxima de Gandhi: Si quieres cambiar el mundo comienza por ti mismo.
  • Libérate de prejuicios y etiquetas, acércate al distinto para que no te sea distante, escúchale y acoge su riqueza, y ofrécele la tuya. Estamos llamados a ser hermanos y no enemigos
  • Promueve en todos los ámbitos el respeto y el diálogo (convencido que el otro me puede ofrecer una parte de verdad que me falta), para salir de los círculos ideológicos por los que sólo te vas a escuchar a ti mismo y sólo vamos a ofrecer “más de lo mismo”.
  • Se activo testimoniando una vida íntegra, porque esta vale más que mil palabras; ofrécete a toda causa noble que construya un tejido social más justo y solidario. Acumulando “puntos” en esta “empresa” darás mucha vida, harás un Chile mejor, y gozaras de una vida plena.
  • Atrévete a soñar lo nuevo que ha de nacer y se parte activa en el hacerlo realidad ¿qué precio estarías dispuesto a pagar por esa joya social?

Finalmente, invito a todos los consejos, equipos, comunidades, grupos y movimientos a seguir desarrollando este trabajo. Particularmente, que, en estos días, cada actividad que se suspenda, se conviertan en una ocasión para la reflexión y si es posible en objeto de diálogo.

A partir de este momento, nuestra Diócesis, ya no estará en DISCERNIMIENTO sólo respecto a la Iglesia, sino también respecto a la construcción de la Sociedad de la que formamos parte.

Su amigo y hermano en Jesucristo,

R.P. Gonzalo Espina Peruyero

Administrador Apostólico de Valdivia


El pasado domingo, Jóvenes y adultos de la parroquia Nuestra Señora del Tránsito, de Corral, recibieron el sacramento de la Confirmación.

Fueron 7 jóvenes y adultos de la parroquia Nuestra Señora del Tránsito, de Corral, quienes recibieron el sacramento de la confirmación el pasado domingo 2 de junio. La celebración fue presidida por nuestro Administrador Apostólico, el padre Gonzalo Espina, quien fue acompañado por la asamblea reunida y el padre Nelson Huaiquimil, Administrador Parroquial de la parroquia corraleña.

En su mensaje a los jóvenes y adultos presente, el padre Gonzalo les animo a ser testigos del Resucitado, a cultivar su fe. Destaco que los sacramentos son un regalo que hace Dios, pero que no darán frutos sino los acogemos y deseamos de corazón dicho regalo. “Espero que en 10 años cuando les pregunte ¿Están confirmados? No solo me digan que sí, sino que, además, me digan cómo viven su ser cristiano.”


Este 20 de mayo el padre Gonzalo Espina cumple 40 años de servicio al Pueblo de Dios desde el ministerio ordenado. Queremos saludarlo y agradecer por su vocación y testimonio de Cristo Resucitado.  

El padre Gonzalo Espina Peruyero fue ordenado un 20 de mayo de 1979 en la Arquidiócesis de Oviedo, España. Realizó sus estudios filosóficos y teológicos en España en la Universidad de Deusto (Bilbao) y en la Pontificia Universidad de Salamanca, de la que recibió el título de Bachiller en Teología y posteriormente de Licenciado en Teología, especialidad Catequética. Tras servir como vicario parroquial, párroco y tras asumir otros encargos en la arquidiócesis de Oviedo, llega a Valdivia en 1990 para iniciar la primera comunidad del Movimiento Adsis en Latinoamérica.

En 1990, y por encargo del entonces Obispo de Valdivia, monseñor Alejandro Jiménez, asume como párroco de la Parroquia San Pablo y Asesor de la entonces Pastoral Universitaria. Además, el padre Gonzalo Espina ha participado en nuestro país como profesor en el Seminario Pontificio “San Fidel” del Sur de Chile, entre los años 1992 y 1997. En 1995 asumió como Profesor en el Catecheticum de Chile y como Asesor Eclesiástico de la Fundación Hogar Catequístico, Santiago de Chile entre 1995 y 2001. Fue integrante Comisión Nacional de Catequesis en la Conferencia Episcopal Chile entre 1997 y 2001.

El padre Gonzalo, es hermano de la Asociación de Fieles Adsis (Movimiento Adsis), y fue su moderador general desde 2001 a 2013. En 2014 regresó a Valdivia, recibiendo por parte de monseñor Ignacio Ducasse los encargos de asumir como párroco de las Parroquias San Pablo y San Pio X, el asesoramiento de la Pastoral de Educación Superior Diocesana, el acompañamiento como capellán de la Universidad Santo Tomás y la Universidad San Sebastián.

El año 2017, y antes de dejar la diócesis de Valdivia, monseñor Ignacio Ducasse le nombró Director de la Casa Diocesana de Formación San Lorenzo. El 26 de agosto de 2017 el Papa Francisco le nombra Administrador Apostólico de la Diócesis de Valdivia, sede vacante.

Saludamos al padre Gonzalo en este aniversario de su “Si”, respuesta a la llamada de Dios que le significo dejar tierra y familia. Agradecemos su servicio ministerial y su cercanía, así como la sencillez con la que vive su servicio ministerial. Como diócesis invitamos a tenerlo presente en nuestras oraciones, a él y a tantos presbíteros y religiosas que han dejado sus países por causa del Reino, a tantos hombres y mujeres que han dicho “Si” a la propuesta que Dios les realizó.

 


Diseñado y administrado Juan Latorre.